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Rafael
Escalona
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..ahora prefiero esta condición:, /
que él me hiciera el retrato, y no sacarle el son
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RAFAEL
CALIXTO ESCALONA MARTINEZ, nació en Patillal, Cesar, el 27 de mayo de
1927. Fue el séptimo de nueve hermanos del hogar conformado por Clemente
Escalona Labarces, coronel de la guerra de los Mil días, y Margarita Martínez
Celedón.
Escalona
ha recibido muchos homenajes, condecoraciones y ha sido diplomático, pero
quizás el más grande fue el reconocimiento que su 'primo' Gabriel García
Márquez le hizo cuando dijo que "Cien años de Soledad no era más
que un vallenato de 350 páginas".
Rafael
Escalona Martínez tenía quince años cuando compuso su primer canto
vallenato. Un lustro antes había viajado del pequeño municipio de
Patillal (Cesar), donde nació el 17 de mayo de 1927, a estudiar en
Valledupar. Amiguero y sentimental, la vida escolar fue para él un plato
agridulce, como lo revelan muchos de sus cantos ("El hambre del
Liceo", "El testamento", "El bachiller").
Terminada la primaria, entró al colegio María Concepción Loperena, un
instituto de bachillerato fundado meses atrás.
Uno de los pocos estímulos que le ofrecía el Loperena, aparte de sus
condiscípulos, era cierto maestro al que todos adoraban: el profesor
Heriberto Castañeda. Este se preocupaba porque los muchachos no sólo
aprendieran lecciones sino que crecieran como personas. Jugaba fútbol con
ellos, procuraba interesarlos en las materias y participaba en sus
reuniones y sus chistes. Sin embargo, al comenzar las clases de 1943, los
alumnos se enteraron de una mala noticia: Castañeda había sido
trasladado al Liceo Almirante Padilla, de Ríohacha. Escalona lamentó a
su manera la partida del profesor. Había crecido escuchando a los
campesinos y trovadores del Valle de Upar cuando interpretaban merengues,
puyas, sones y paseos en las parrandas. Sabía, pues, que el que siente,
canta. De modo que no encontró recurso más natural para despedir al
maestro que componerle un paseo. Son tres breves estrofas en las que se
adivina ya la semilla que luego iba a desarrollar a lo largo de seis décadas
-y las muchas, quiera Dios, que falten- en una obra que ha sido embajadora
de Colombia en medio mundo. El paseo habla de los paisajes locales
("Cuando sopla el viento frío de la Nevada..."); de las
tribulaciones del estudiante ("...que en horas de estudio llega al
Loperena"); de prematuras nostalgias ("¡qué triste quedó el
Loperena, qué tristes quedaron sus aulas!); y de sentimientos personales:
El nos dijo adiós, porque se ha ido, y le dijimos adiós, pero que
vuelva. "El profe Castañeda" fue el primer canto de Rafael
Escalona. Su fecha exacta: febrero de 1943. Desde entonces ha compuesto
unos noventa más, muchos de los cuales -"La casa en el aire",
"Elegía a Jaime Molina", "La vieja sara", "El
Almirante Padilla"- conocen de memoria los colombianos de varias
generaciones. La obra de Escalona es un mosaico pintoresco y lleno de
gracia que narra las historias, las costumbres y chismes de su tierra, según
ocurre en "La patillalera", "La custodia de Badillo",
"El villanuevero", "El general Dangond"... Pero también
deja testimonio de sus amores y dolores, como en "La historia",
"Honda herida", "La brasilera", "Dina
Luz"... Versificador preciso y compositor sorprendente, en sus
mejores cantos aparecen dosis magistralmente medidas de humor y poesía.
Compositor típico y atípico
Las historias de Escalona salieron de Valledupar en los años cincuenta;
sedujeron a los cachacos en los años sesenta; en los setenta fueron
catalizador para que el vallenato se convirtiera en la música colombiana
más popular; pasaron al repertorio internacional y a la televisión en
los ochenta; y sirvieron en los noventa para producir impacto en el
mercado de discos y conciertos de América y Europa, de la mano de Carlos
Vives. Cantos suyos han sido interpretados por artistas y orquestas
famosas de América y Europa. De algunos de ellos hay versiones en salsa,
en música sinfónica y hasta en flamenco.
No quiere esto decir que Rafael Escalona sea el único compositor
vallenato. Hay una constelación de nombres que también ha tenido su
parte en el éxito de esta expresión folclórica como música de masas.
Pero es el más famoso y uno de los más extraordinarios. Su biógrafa
Consuelo Araujonoguera dice: "Es el más grande de todos. El que
resiste todos los análisis que se le quieran hacer a sus cantos y todas
las críticas que haya que formularle a su persona".
Escalona, en todo caso, es un claro símbolo de la música vallenata.
Mejor aún: un mito. Así lo reconoce "Cien años de soledad" al
incluirlo con nombre y apellido entre los personajes de Macondo. Lo
curioso es que algunas de las características de Escalona se apartan de
lo que podría considerarse clásico o tradicional en el mundo del folclor
del Cesar. A diferencia de los grandes acordeoneros que han tejido la
historia de esta música, Escalona no toca ningún instrumento. En
contraste con figuras como Alejo Durán, Leandro Díaz y Emiliano Zuleta,
que han dado voz a sus composiciones, Escalona rara vez canta. Y, al
contrario de los campesinos y vaqueros pobres y a menudo analfabetos que
dieron bulto al género, Escalona procede de una familia adinerada y
aristocrática. La típica familia que gozaba con las parrandas pero
consideraba que hacer canciones era oficio de gente humilde.
Así había sido durante muchos años. La música vallenata nació en piso
de tierra, producto de la sensibilidad de las tres razas que formaron la
nación costeña: indios, blancos y negros. Puede decirse, esquemáticamente,
que los instrumentos básicos del vallenato representan este mestizaje
racial: el acordeón europeo, la caja africana y la guacharaca
precolombina.
Con Escalona comparten hoy el altar mayor cuatro compositores: Leandro Díaz,
Emiliano Zuleta, Calixto Ochoa y Adolfo Pacheco, músico enorme de la región
de Bolívar donde el vallenato se acuesta con la cumbia.
LISTADO DE
SUS CANCIONES
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El
Hambre del Liceo
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El
Testamento
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El
Bachiller
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El Profe Castañeda
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La Casa
en el Aire
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Elegía a
Jaime Molina
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La Vieja Sara
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El Almirante Padilla
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La Patillalera
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La custodia de Badillo
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El Villanuevero
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El General Dangong
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La Historia
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Honda Herida
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La Brasilera
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Dina Luz
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El Manantial
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